Reykjavík Grapevine - 15.07.2011, Qupperneq 28
The Reykjavík Grapevine
Issue 10 — 2011
Al fin ha llegado el momento de
unas merecidas vacaciones. Male-
ta en mano nos embarcamos en un
avión que nos llevará a una hermo-
sa isla volcánica situada en mitad
del inmenso océano Atlántico. Los
placeres que nos ofrece Islandia
son innumerables: paisajes so-
brecogedores con volcanes y gé-
iseres, ballenas y simpáticos frai-
lecillos, veinticuatro horas de luz
al día en verano con temperaturas
agradables, una deliciosa gas-
tronomía, la inmensa cordialidad
de sus habitantes… Una lista de
ingredientes perfecta para disfru-
tar de una estancia inolvidable en
la isla. Pero al explorador intrépido
siempre le gusta estar prevenido
ante cualquier eventualidad, por
ello hemos pensado que le resul-
tará útil un breve repaso a algunas
de las peculiaridades de este país
nórdico.
LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME
Para el visitante, conciliar el sueño en
Islandia puede convertirse en un qui-
ero y no puedo en los meses de verano.
Las noches blancas y el sol de media
noche son un hermoso espectáculo,
pero también una incomodidad para
aquellos acostumbrados a la absoluta
oscuridad durante las horas de sueño.
La luz es permanente durante las
veinticuatro horas en verano y es natu-
ral despertarse a las tres de la madru-
gada con la sensación de que son las
doce del mediodía y que el autobús
que nos iba a llevar a las aguas ter-
males del Blue Lagoon nos ha dejado
en tierra, con el consiguiente estado de
confusión y atolondramiento en el su-
jeto. Lo mejor para prevenir esta sen-
sación tan desagradable y las largas
“no-noches” en vela es comprar en el
“duty free” del aeropuerto un antifaz
para dormir. Es mejor parecer El Zorro
en pijama que irse arrastrando en las
excursiones de montaña por no haber
dormido lo suficiente.
¿UN CLIMA CON TRASTORNO BI-
POLAR?
Si hay algo aún más impredecible que
la combinación ganadora de la lotería
es el clima islandés, sobretodo el de
su capital. Hay un dicho nada exag-
erado que reza que si “no te gusta el
tiempo en Islandia, solo espera quince
minutos”, porque probablemente habrá
cambiado por completo. No es nada
extraño disfrutar de un sol radiante
para a continuación sufrir lluvia, nieve
y granizo en un brevísimo espacio de
tiempo. Cuatro estaciones en un día.
Por fortuna, en verano el tiempo
tiende a ser más estable y condescen-
diente, pero siempre es recomendable
tener un chubasquero a mano y llevar
varias capas de ropa de las que nos
podamos ir desprendiendo a medida
que necesitemos, a modo de cebolla
humana.
HUEVOS PODRIDOS
Lo primero que suele llamar la atención
a aquél que visita por primera vez Is-
landia —al margen del suelo negruzco
al aterrizar en Keflavik— es el fétido
olor a huevos podridos que domina el
ambiente, martilleando la pituitaria del
pobre turista que seguro esperaba em-
briagarse del delicado aroma a flores
silvestres. Esto es debido al azufre del
subsuelo que impregna al agua y al
aire de su característico olor. Algo so-
portable en medio del campo y de las
típicas fumarolas, pero bastante desa-
gradable cuando abres el grifo del agua
caliente para ducharte con un líquido
que huele peor que tu cuerpo sudado.
Por fortuna solo el agua caliente
tiene ese olor a sulfuro —no así el agua
fresca para beber— y misteriosamente
no queda ni rastro de él una vez que
nos hemos secado. Y en todo caso,
podemos tener el agua de colonia a
mano.
LLAMADAS GRATIS
No hay que engañarse; Islandia no
es un lugar barato y dependiendo del
país de origen del viajero puede ser
simplemente caro, muy caro, o atraco
con premeditación y alevosía. Por eso,
siempre es bienvenida cualquier opor-
tunidad que nos permita ahorrar algu-
na que otra corona.
El visitante que vaya a permanecer
en el país por una estancia más pro-
longada debe valorar la idea de ad-
quirir una tarjeta prepago para móvil
de una operadora islandesa. No exigen
ninguna cuota mensual y las llamadas
y mensajes entre números de la misma
compañía son gratuitas. Es la opción
favorita de los estudiantes extranje-
ros y de aquellas personas que vienen
acompañadas. Ponte de acuerdo con
tus amigos, solicitad la misma compa-
ñía y permaneced en contacto a bajo
coste.
EL PARAÍSO DE LOS ABSTEMIOS
Siguiendo la idea del ahorro hay que
ser conscientes de que Islandia no es
el mejor país para las orgías etílicas. El
alcohol no escapa a los precios pro-
hibitivos y en su mayor parte —salvo las
cervezas de baja graduación— solo se
pueden encontrar en tiendas especial-
izadas controladas por el Estado.
La mejor opción, si no para la salud
sí para el bolsillo, es darse una vuelta
por el “duty free” nada más bajarnos
del avión y hacerse con una pequeña
reserva de licores a un precio más
moderado.
UNA SORPRESA AGRIDULCE
No hay mejor forma de terminar nuestro
intenso día de excursiones por Islandia
que tumbándonos en la cama mientras
disfrutamos de una rica chocolatina. El
surtido de chocolates que nos ofrece
Islandia es variado y delicioso, pero hay
que tener cuidado con lo que elegimos
porque algunas tabletas, en aparien-
cia inofensivas, pueden guardar en su
interior una terrible sorpresa: regaliz
negro. Sí, los islandeses son amantes
del regaliz y solo les falta echarlo a la
tortilla. Habrá quienes se dejen seducir
por la exótica combinación, pero aquél
que considere que el chocolate y el
regaliz son una extraña pareja deberá
huir como alma que lleva el diablo de
los envoltorios que contengan palabras
como “lakkrís” o “licorice”.
José Ángel Hernández
Misión Islandia: Guía De Supervivencia
Curiosidades, consejos y sugerencias para disfrutar del país vikingo y vivir para contarlo
La Parra de Reikiavik
España está de moda. Siempre lo ha
estado, pero qué duda cabe que en los
últimos tiempos lo español ha cobrado
protagonismo. Tenemos deportistas
de élite como Rafa Nadal, Fernando
Alonso, Pau Gasol o la selección de
fútbol cuya fama a nivel mundial está
a la altura de las grandes superestrel-
las de Hollywood. Su cocina no deja de
recibir los más prestigiosos premios
en el ámbito internacional y figuras
como Ferran Adrià, Juan Mari Arzak o
Martín Berasategui han encumbrado
a la gastronomía española en lo más
alto, siendo uno de los reclamos más
atractivos para el visitante. Y si habla-
mos de turismo los datos son más que
relevantes; España es el primer des-
tino turístico del mundo, con más de
cincuenta millones de visitantes cada
año, que llegan en masa seducidos por
la suculenta oferta gastronómica, por
la promesa de un clima soleado y ex-
quisitas playas y, cada vez más, por un
interés de carácter cultural.
Sí, España también exporta cultura y
el español es el vehículo de transporte;
no en vano es el segundo idioma más
hablado del planeta si consideramos
el número de personas que lo tienen
como lengua materna. Y si sumamos a
aquellos que lo hablan como segunda
lengua tenemos a 500 millones de per-
sonas dando los “buenos días” cada
mañana. El español se habla y mucho,
incluso en Islandia, donde hay un in-
terés creciente por aprender el idioma
de Cervantes, Lorca y Bécquer. Cada
año aumenta el número de alumnos
de instituto o universitarios que se de-
cantan por el español como segunda o
tercera lengua extranjera.
En la actualidad esta unión entre Es-
paña e Islandia va más lejos. Lo hemos
visto con la reciente “Spanish Revolu-
tion”, en la que miles de manifestantes
tomaron las principales ciudades espa-
ñolas para clamar por una democracia
más limpia y real, a la par que utilizaban
como referente la revolución islandesa
de hace dos años, gritando cánticos
y portando pancartas que rezaban
“Queremos ser islandeses” o “¡Si Is-
landia pudo, España puede!”, mientras
muchos enarbolaban con entusiasmo
la bandera nacional del país nórdico.
Es por ello que esta nueva sección
en español, que intentaremos prolon-
gar en el tiempo, no sólo va dirigida a
los cientos de hispanohablantes que
residen en Islandia, ni a los turistas
que vienen a disfrutar durante unos
días de las maravillas que ofrece la
isla; también está dedicada a aquellos
islandeses que decidieron embarcarse
en la fascinante aventura de aprender
un idioma tan hermoso y a la vez tan
complejo como es el español.
Esperamos que os agrade este
pequeño homenaje y si no, a los pira-
dos que lo hemos perpetrado al menos
nos queda el consuelo de haberlo pas-
ado bien durante el proceso. Ahora a
disfrutar del precioso verano islandés y
del sol de medianoche. Y no lo olvides:
Déjate inspirar por Islandia.
José Ángel Hernández
Primer editorial de José!
Revolución española