Reykjavík Grapevine - 15.07.2011, Blaðsíða 38

Reykjavík Grapevine - 15.07.2011, Blaðsíða 38
The Reykjavík Grapevine Issue 10 — 2011 La Parra de Reikiavik Un cielo magmático, pero no de estrel- las. Los paseos “nocturnos” durante esta época en Islandia permanecen ilu- minados por el vigilante sol estival. El Círculo Polar Ártico abraza tan solo el norte del país de las runas y las sagas vikingas. Sin embargo, es suficiente para saber que en Islandia la luz va a diferir de la del resto del mundo y que, desde los extremos del planeta los as- tros nos miran con otros ojos. Islandia está situada por encima del Trópico de Cáncer, de modo que nunca recibe el Sol de forma directa. En el Ec- uador no hay estaciones y en los polos es tan radical el cambio de luz y tem- peratura que afirman que existen solo dos: luz y oscuridad. En cierta medida no es desacertada esta creencia. El movimiento planetario provoca dos veces al año que la incidencia del astro de lava sea completamente per- pendicular al Ecuador. Es entonces cuando Sol y Luna actúan el mismo tiempo en el escenario cósmico de todo el mundo, excepto en los polos del pla- neta. Allí, el año se convierte en un día de doce meses, resplandor y lobreguez se suceden en períodos semejantes de seis meses. Este día de medio año de duración se separa de la eterna negrura por los solsticios, uno de los momen- tos más especiales y celebrados en los remates del globo terráqueo. El 23 de diciembre el Sol viaja al Hemisferio Sur dejando que el hielo cubra los países escandinavos. Seis meses después, él incide perpendicularmente sobre el Trópico de Cáncer, en la mitad norte de la “naranja”, reactivando el riego de las cascadas que permanecían en sus- penso. Sucede, en ciertas ocasiones, que la naturaleza eclipsa al ser humano. Es entonces cuando la especie advierte su involuntaria sumisión a los anhelos de los cuatro elementos fundamentales. Mar, cielo, fuego y aire se conjugan en el Norte del mundo. La luz estival sorprende al foráneo acostumbrado a apuntar el cielo y calcar en el aire la Osa Mayor y El Cinturón de Orión, mientras pasea en la noche. La bóveda celeste en erupción logra mostrar lo más pa- sional de Islandia. Conviven hielo y fuego. Siempre han dicho que la luz lo aclara todo pero, ¿qué ocurre cuando opaca al hombre? Esta foto fue tomada un martes 5 de julio de 2011 a la 1 de la mañana y muestra lo máximo que puede llegar a esconderse el Sol en julio en la capital. Costanera Reikiavik. Marta Bardón Cuestión De Geografía Reikiavik tiene gran cantidad de lugares por visitar, algunos de ellos escondidos a los ojos de los viajeros. 48 horas dan para mucho y, por eso, te hacemos algu- nas recomendaciones para aprovechar al máximo el fin de semana. Si sigues nuestra guía disfrutarás de lo mejor de la ciudad. Comencemos nuestro recor- rido por la capital de Islandia. El sábado por la mañana es una buena ocasión para darse un paseo por el puerto y sentir de cerca la vida pes- quera. Seguimos caminando hacia el este y, tras pasar a los pies del Harpa —el pintoresco auditorio de cristal—, llegamos a Sólfari! (Sæbraut, s/n), una hermosa escultura de un barco vikingo desde donde podremos observar unas sensacionales vistas de Esja. Tras desa- yunar en la acogedora cafetería Hemmi og Valdi (Laugavegur, 21), es buen momento para recorrer Laugavegur, la calle más comercial. Allí encontraremos tiendas donde comprar todo lo que se nos ocurra. Si quieres conseguir buena música islandesa no dudes en visitar Bad Taste (Laugavegur, 28), una de las tiendas de discos más representativas de la ciudad. Mientras subimos por la bohemia Skólavör!ustígur y fisgoneamos algu- nas de sus galerías, nos vamos acer- cando a la encantadora cafetería Ba- balú (Skólavör!ustigur, 22a). Entre sus paredes, donde es fácil sentirse como en el salón de tu propia casa, pasare- mos un rato agradable antes acercar- nos a la majestuosa Hallgrímskirkja. Esta iglesia, que se terminó de construir en 1986, es la más alta de Islandia. Si subimos en el ascensor y coronamos la torre disfrutaremos de unas vistas es- pectaculares de la ciudad. La hora de comer se acerca y, sin lugar a dudas, Vitabar (Berg"órugata, 21) es un buen lugar para calmar el apetito. Sus sabrosas hamburguesas, sobretodo la de queso azul, son una delicia que no debéis dejar de probar. Desde allí nos dirigimos hacia Perlan, uno de los lugares más reconocibles en Reikiavik. Ubicado en una pequeña co- lina llamada Öskjuhlí!, el edificio acoge el Museo de las Sagas y un mirador hexagonal con una panorámica estu- penda de la ciudad y sus alrededores. A sus pies, uno puede darse un paseo por un relajante bosque de pinos. Si cam- inamos unos minutos llegaremos a pie hasta la playa termal de Nauthólsvik. El agua se mantiene en alrededor de 20°C, que invita a darnos un chapuzón a pesar de estar tan cerca del Círculo Polar Ártico. Desde allí, el autobús 19 nos dejará de nuevo en el centro de la ciudad. Después de pasar por nuestro alo- jamiento y relajarnos con una buena ducha, comenzamos la noche cogiendo fuerzas con una suculenta cena en Sea Baron (Geirsgata, 8), famoso por su de- liciosa sopa de langosta. Sin olvidarnos de sus sabrosas brochetas que podem- os disfrutar por un precio razonable. Tras la cena comienza la “runtur”, la ruta de pubs de Reikiavik, que va desde medianoche hasta las 5 de la mañana. La idea es ir cambiando de local y no quedarse en el mismo toda la noche. Uno de los mejores recorridos es pasar por Den Danske Kro (Ingólfsstræti, 3), Kaffibarinn (Bergsta!astræti, 1), Café Oliver (Laugavegur 20a) y terminar en Bakkus (Tryggvagata 22) o Bárbara (Laugavegur, 22), este último de ambi- ente gay. Eso sí, antes de volver a casa, hay que tomarse un perrito caliente en Bæjarins beztu pylsur (Tryggvagata, 10), un archifamoso puesto cerca del puerto donde celebridades como Bill Clinton ya han probado el que hace unos años fue considerado como el mejor perrito caliente de Europa. Para recuperarnos de los estragos del día anterior, tomaremos el auto- bús 14 que nos llevará a la piscina de Laugardalslaug (Sundlaugarveg, s/n). Este espacio cuenta con una piscina principal de 50 metros, baños calientes, jacuzzi, sauna y un tobogán de 86 met- ros de largo del que pueden disfrutar pequeños y mayores. De vuelta al centro, no podemos dejar de visitar la plaza Austurvöllur. Es el momento de contemplar el Al#ingi, el actual parlamento de Islandia, y la vieja iglesia de Dómkirkjan, uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Y si hace buen tiempo podemos tirarnos un rato en el césped. Para terminar la tarde, nos dirigimos hacía el lago Tjömin, especialmente hermoso durante la puesta de sol. En una de sus orillas se encuentra el ayun- tamiento de Reikiavik. Para acabar el día, cenamos en Gamla Smi!jan (Lækjargötu, 8), una de las mejores pizzerías de la ciudad. Tras saciarnos, la jornada concluye es- cuchando jazz en Fáktory (Smidjustig, 6), donde todos los domingos ofrecen una agradable sesión de música en di- recto. Y tras dos intensos días, lo mejor es ir a descansar y ordenar todos los momentos vividos durante el largo fin de semana. Félix Jiménez 48 Horas En Reikiavik Te preparamos el mejor plan para un fin de semana en esta mágica ciudad
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