Milli mála - 01.01.2013, Blaðsíða 286
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Nuestro corpus de nordismos comprende esencialmente présta-
mos asimilados que se encuentran en los diccionarios monolingües
del español, en el diccionario histórico de la lengua española, en el
fichero general de la Real Academia Española y en los bancos de
datos de la misma, es decir, en el Corpus diacrónico del español
(CORDE) y el Corpus de referencia del español actual (CREA).
El corpus manejado se compone de alrededor de doscientas voces
cuya agrupación en áreas semánticas da el campo de la navegación y
de la marina como el más numeroso; a este grupo pertenece cerca de
la mitad del total de los términos nórdicos examinados. Los marine-
rismos son bases léxicas, sustantivos la mayoría, palabras derivadas
y compuestas. Estos vocablos náuticos pertenecen a la terminología
del ámbito de la construcción naviera (quillar y tingladillo), de las
distintas partes del casco de las embarcaciones (bita, borda, branque,
carlinga, dala, estrave, quilla, tilla, tolete y varenga) y de los diferentes
tipos de jarcias o partes de las velas (bolina, escota, obenque, ostaga y
rizo) o del mástil (racamento y huna). Comprende también términos
que hacen referencia al arte de navegar (singladura y singlar) y deter-
minadas formas de maniobrar (abitar, arridar, desrizar, enracar y
guindar) igual que aquellos que designan herramientas o utensilios
náuticos (estrenque y guindaste) (Erlendsdóttir 2008, 2009, 2010,
2012).
En cuanto al camino seguido por los marinerismos nórdicos ob-
jeto de estudio, desde la lengua de origen –el antiguo nórdico– has-
ta la lengua receptora –el español–, conviene evocar la expansión
vikinga cuyo comienzo viene marcado por los ataques y las incursio-
nes en la costa oriental de Inglaterra hacia finales del siglo VIII.
Durante dos siglos y medio, o sea hasta mediados del siglo XI, los
escandinavos recorrieron en drakkars y snekkars –sus naves rápidas y
manejables– toda la Europa septentrional, occidental y meridional
realizando razias de saqueo por las costas y riberas continentales. Al
mismo tiempo sembraron un gran terror entre los distintos pueblos
a los que arribaban tal como reflejan las diferentes crónicas y anales
europeos de aquella época (Roesdahl 2012; Ridel 2002, 2005,
2009; Froese 2008; Konstam 2005; Bramsen 2004; Morales Romero
2004; Karlsen 2003; Durham 2002; Graham-Campbell 2002;
Vadstrup 1993; Bennett 1992; Casado Soto 1975; Vogel 1907). En
RACAMENTO, RIZO, BOLINA…