Milli mála - 05.07.2016, Blaðsíða 255
INGRID LINDSTRÖM LEO
Milli mála 7/2015
262
razones por la cual raramente figura en textos constitucionales e in-
cluso en libros historiográficos. Otra razón puede ser que resulta
problemático hablar de democracia sin explicitar exactamente en qué
consiste y cómo se diferencian o se han manifestado diferentes tipos
de democracia (directa, indirecta, socialista, liberal, etc.). Sea como
sea, la democracia forma parte de la historia contemporánea de Es-
paña y del discurso historiográfico español. Es más, no serían posi-
bles las divergencias historiográficas si no hubiese democracia en
España hoy día. Las libertades, la de expresión, de enseñanza, de
prensa, etc. no existirían si no hubiese un fundamento democrático.
José Manuel Cuenca Toribio27 habla de la diversas corrientes de
la historiografía contemporánea, cada una “con mentalidad de jueces
y fiscales” ante el pasado. Las tendencias nacionalistas o políticas co-
lorean y polarizan tanto el contenido como la narrativa historiográfi-
ca, por lo cual, afirma Cuenca Toribio, hace falta un “hondo examen
de conciencia y […] una revisión profunda”28.
Rodríguez Garrido constata igualmente en su tesis doctoral que
la ubicación de las editoriales (Cataluña, Madrid, Galicia, entre otras)
y los partidos al mando en diferentes momentos (la UCD, el PSOE, el
PP) tuvieron cierto impacto en las presentaciones de la historia. Así
es, por ejemplo, que los manuales publicados en regiones autóno-
mas fomentan una memoria e identidad colectiva y ensalzan la histo-
ria, la heroicidad o el “victimismo” propio, al denigrar o incluso de-
monizar al “otro”. De modo análogo, se dedica más espacio y dis-
curso textual a presentar los logros de uno u otro gobierno al mando
en el tiempo de la escritura y publicación.
En el caso de libros publicados por editoriales con intereses par-
ticulares, la editorial eclesiástica Edelvives, por ejemplo, se constata
que estos manuales tienden a subrayar los valores morales de perso-
najes o eventos históricos. Por consiguiente, entidades poderosas,
como pueden ser los gobiernos o la Iglesia, matizan notablemente la
historia según sus conocimientos, intereses y culturas propios.
Visto en conjunto, y volviendo al concepto de habitus de Bour-
dieu, nos encontramos con que cada libro o manual de historia re-
27 En Andrés-Gallego (coord.), Historia de la historiografía española, Madrid: Edi-
ciones Encuentro, 1999, p. 265.
28 Ibid., p. 263.