Milli mála - 2019, Page 42
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nómeno fraseológico (1977, ct. en Castillo, 2002, p. 28). Sin embargo,
no será hasta principios de la década de los 80 que la fraseología
vuelve a estar en el punto de mira de los estudios lingüísticos en es-
pañol, de la mano de Alberto Zuluaga y su Introducción al estudio de las
expresiones fijas. Gloria Corpas divide el sistema fraseológico en tres
esferas en su Manual de fraseología española (1996), según la fijación de
una unidad en el sistema y de su capacidad de constituir actos de
habla y enunciados por sí misma (1996, p. 269). Es, sin lugar a dudas,
la tipología que más repercusión y aceptación ha conseguido en el
ámbito hispánico debido a su rigurosidad y, al mismo tiempo, estruc-
turación clara y abarcadora del fenómeno. Le siguen en el tiempo las
aportaciones de Ruiz Gurillo (1997) y, más recientemente, la de
García-Page en 2008.
Entonces, ¿qué son las unidades fraseológicas y qué características
deben reunir para etiquetarlas como tal? Recogemos a continuación
la descripción que hace Corpas:
Unidades léxicas formadas por más de dos palabras gráficas en su límite
inferior, cuyo límite superior se sitúa en el nivel de la oración compuesta.
Dichas unidades se caracterizan por su alta frecuencia de uso, y de coapa-
rición de sus elementos integrantes; por su institucionalización, entendida
en términos de fijación y especialización semántica; por su idiomaticidad y
variación potenciales; así como por el grado en el cual se dan todos estos
aspectos en los distintos tipos. (1996, p. 20)
De los criterios que se mencionan, los lingüistas están de acuerdo
sobre todo en el de fijación e idiomaticidad. El primero se entiende
como “algo ya hecho que el hablante almacena y tiende a reproducir
sin descomponerlo en sus elementos constituyentes” (Castillo, 2015, p.
19), aunque hay diversos tipos de fijación. A modo de ejemplo, no se
pueden suprimir elementos en a ojo de buen cubero (*a ojo de cubero) ni
alterar el género y número de sus componentes en arrojar la toalla
(*arrojar las toallas). El segundo, el de la idiomaticidad, corresponde
al hecho de que el significado de estas unidades no puede ser deduci-
do por la suma de sus elementos. Este es el rasgo que distingue cortar
el bacalao en la oración Andrea es la que corta el bacalao en esa relación
de Andrea corta el bacalao de manera muy limpia y rápida (Ruiz Gurillo,