Milli mála - 01.06.2016, Page 44
PILAR CONCHEIRO COELLO
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Un ecosistema digital es una infraestructura digital auto-organizada que
intenta lograr un entorno digital para organizaciones en red que dan so-
porte a la cooperación, compartición de contenido y al desarrollo de tec-
nologías abiertas y adaptativas.
Pero, ¿cuál es el papel que desempeñan estos espacios de comunica-
ción dentro del sistema educativo? ¿De qué forma pueden influir en
el proceso de aprendizaje y enseñanza de una lengua? Para encontrar
la respuesta a estas preguntas debemos partir de la siguiente premi-
sa: el estudio y la práctica de un idioma implican interacción y
comunicación así que el hecho de incorporarlas al contexto educati-
vo como ecosistemas o espacios de interacción digital puede tener
implicaciones positivas en el proceso de aprendizaje; citando tex-
tualmente a Herrera (2012:5): “las redes nos permiten romper las
barreras entre contextos de aprendizaje y espacios de práctica real de
la lengua”.
En los últimos años, muchos estudios han revelado que las varia-
bles afectivas del individuo pueden ejercer una influencia determi-
nante en el aprendizaje de idiomas (Arnold, 2000; Gardner, 1981;
Deci y Ryan, 1985; Dörnyei, 1994, 2001, 2001b, 2005; Dörnyei y
Ushioda, 2009, 2011) Esto explica que los factores afectivos se ha-
yan convertido en objeto de estudio predilecto en la investigación
actual. A pesar de toda esta prolífica investigación en el campo de
la motivación, todavía son pocas las investigaciones que se centran
en analizar el impacto que las redes sociales como herramienta di-
dáctica tienen en nuestra realidad educativa y qué implicaciones
pedagógicas conllevan.
Por lo tanto, el estudio en el que se basó este artículo se contex-
tualiza en un marco teórico en el que la variable afectiva de la mo-
tivación se relaciona con la aplicación en el aula de ELE de una red
social, Facebook, que funciona como ecosistema digital para fomen-
tar la interacción y la comunicación real. La investigación y la pos-
terior recogida de datos se llevaron a cabo en el semestre de otoño
de 2013; en ella participaron 100 estudiantes pertenecientes a tres
centros de secundaria del área metropolitana de Reykjavík.